El amor ha sido desde siempre, el tema más apasionante para el ser humano.
Se ha asociado a este tema con dioses, demonios, brujas, metafísica, y todo lo que uno se pueda imaginar.
La fuerza de este sentimiento, es tan importante que se lo ha catalogado como la «fuerza más poderosa» sobre la Tierra.
La magnitud de esta apreciación, da una idea cabal de que el amor tiene que ser algo sobrenatural o por lo menos paranormal.
Lo cierto es que de una u otra manera, siempre ha existido la necesidad de apelar a fuerzas sobre naturales para obtener el amor de una persona querida.
Los hechizos de amor, han formado desde un comienzo, parte de la historia del hombre.
Ya la mitología griega habla sobre hechizos de amor, de parte de los mortales hacia los dioses, e incluso a la inversa.
Este recurso para obtener el amor de un ser amado es ampliamente difundido en algunas culturas que incluso en la actualidad, poseen casi instituciones dedicadas al “amarre” de un ser a otro por medio de la magia.
Pero no sólo el amor es objeto de estos actos de hechicería, sino el dinero, la salud, el futuro, en fin, todo lo que el ser humano necesite influir para su conveniencia.
Los recursos que se emplean para obtener resultados en este sentido, son conocidos como magia, blanca o negra, según la orientación que reciba el hechizo.
Sin embargo, este es un acto eminentemente de fé, por lo que el que invoca el hechizo, tiene que abandonarse en favor de la creencia de que el acto, la ceremonia o la invocación que está pidiendo, tiene la fuerza para transformar la realidad y lograr el objetivo que se persigue.
Así que si la realidad no le permite tener el amor de un ser querido, todavía tiene una oportunidad más…
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