Se recuerda la Batalla de la Tablada de Tolomosa que tuvo lugar el 15 de abril de 1817 en las cercanías de la ciudad de Tarija (actualmente, en el sur de Bolivia). En ella se enfrentaron fuerzas realistas al mando del coronel Mateo Ramírez y fuerzas independentistas del Ejército del Norte al mando del tucumano Gregorio Aráoz de Lamadrid, como parte de la Expedición de Aráoz de Lamadrid al Alto Perú. Guerrilleros tarijeños provenientes de la denominada Republiqueta de Tarija ayudaron a la rendición realista sitiando a Tarija.
Al acercarse a Tarija la división de Aráoz de Lamadrid pasó sin ser notada a la izquierda de un escuadrón y de 50 infantes al mando del entonces realista Andrés de Santa Cruz, que se hallaba en el valle de Concepción, y sin atacarlos para no perder la sorpresa sobre Tarija. Cuando el comandante y gobernador realista de Tarija observó el avance de las tropas, pensó que se trataba de las fuerzas gauchas del teniente coronel Francisco Pérez de Uriondo (quien había partido con sus fuerzas desde San Ramón de la Nueva Orán hacia Tarija), por lo que ordenó la salida de los granaderos del Cuzco para atacarlas, expresando: Vamos a desparpajar a esos gauchos. Luego de cruzar el río Guadalquivir, al observar el despliegue y darse cuenta de que no eran fuerzas irregulares, ante los primeros disparos ordenó el repliegue y se encerró en la villa protegida por las trincheras hechas construir recientemente por José de la Serna. Aráoz de Lamadrid ocupó el morro de San Juan, en donde emplazó sus 2 cañones y luego intimó la rendición de Ramírez, que fue rechazada.
Los gauchos de Pérez de Uriondo, junto con otros grupos de montoneros, entre ellos los comandados por Eustaquio Méndez y por José María Avilés (la después llamada Republiqueta de Tarija), aportaron un millar de hombres y colaboraron en el sitio de Tarija, rodeándola por orden de Aráoz de Lamadrid, a fin de capturar a los mensajeros despachados con pedidos de ayuda hacia las divisiones ubicadas en el valle de Concepción y en Cinti (la actual Camargo), mandada esta última por el presidente de la Real Audiencia de Charcas, el brigadier de marina José Pascual de Vivero y Salaverría. Méndez se adelantó con 100 jinetes bien armados a recibir a Aráoz de Lamadrid en la Cuesta del Inca. Santa Cruz, quien se hallaba casualmente en Tarija, intentó sortear el sitio para ir en busca de su división, pero no lo logró.
La rendición de los realistas en Tarija le significó al Ejército del Norte la captura de 20 oficiales (incluyendo a Ramírez, Santa Cruz y otro teniente coronel) y 274 soldados, habiéndose tomado 400 fusiles, 10 pares de pistolas, 20 sables, 47 lanzas, 5 cajas de guerra, abundantes municiones, útiles de maestranza, víveres, e incorporándose además muchos altoperuanos al ejército. Posteriormente fueron encontrados otros 50 fusiles. El costo total del ataque a Tarija fue de 2 muertos y entre 5 y 7 heridos. Aráoz de Lamadrid envió un mensaje a Manuel Belgrano comunicándole la victoria y avisándole que enviaría los prisioneros por la ruta del Chaco salteño escoltados por una compañía de 50 milicianos de Tucumán al mando del capitán Carrasco que había llevado con la división, lo que ocurrió dos días después.
La lealtad de Tarija
Nacida la nueva República de Bolívar en 1825, el pueblo de Tarija es convocado mediante un cabildo para decidir su destino y eligen pertenecer a la nueva República nombrando a los diputados que los representarían. El 7 de septiembre de 1826, otro cabildo abierto ratificó su determinación de incorporarse a Bolivia y el Congreso Boliviano los aceptó el 23 de septiembre de 1826 en Chuquisaca.
Para el 3 de octubre de 1826, Antonio José de Sucre promulga la ley que autoriza la incorporación de los diputados tarijeños al Congreso Constituyente de Bolivia y Tarija es aceptada por los bolivianos. El 17 de octubre de 1826 se realiza el más significativo de los cabildos tarijeños, donde se decide históricamente que “(…) Tarija consentía desaparecer de la tierra, antes que dejar de ser boliviana; que su voluntad era pertenecer a Bolivia y sin Bolivia no quería existir ni en el mapa geográfico”. De esta manera se emite y expresa contundentemente que existen lazos naturales, geográficos, etnológicos y en especial existe la voluntad soberana de Tarija de pertenecer a Bolivia.
El territorio de Tarija, con 183.116 km², fue elevado a rango de departamento el 24 de septiembre de 1831 en una Asamblea General Constituyente durante la presidencia del Mariscal Andrés de Santa Cruz.
El departamento de Tarija es hoy el más pequeño en extensión de Bolivia. Limita al norte con Chuquisaca, al sur con Argentina, al este con Paraguay y al oeste con Potosí.
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