Río Guadalquivir, has sido mi adoración… dicen los primeros versos, de la primera cueca escrita por el cantautor tarijeño más notable de los últimos tiempos don Nilo Soruco Arancibia, haciendo evocación a uno de los patrimonios más hermosos que tiene la ciudad de Tarija, recorrido sin infinito cuyo nacimiento es un misterio para inspirados poetas y no conocen su fin, este río manso que bañaba con cristalinas aguas sus riveras, dejo de ser inspiración, por su notable contaminación, pero la naturaleza se encargo de limpiar lo que el hombre no puede hacer, viejo río milenario volviste a despertar la admiración de viejos y jóvenes, los que hablaron a tus orillas ante tu impresionante paso.
La avenida del río Guadalquivir este sábado, como un indomable animal que no se somete a las restricciones que le imponen, el río de ensueños y motivo de inspiración de poetas, al verse estrecho por la ganancia de su cauce, lanzo un grito fuerte que se escucho en toda la ciudad, orgullosa de su paso y temblorosa de su ira,…¡¡qué grande que vino el río, que grande que se va a la mar!!…
Cuantos llantos habrán aumentado tus aguas, cuántas vidas te llevaste en tu recorrido, el Ñato Vargas que te cantaba y estaba enamorado de tu torrente, se dejo seducir por tu cauce y decidió pasar por tus bravas aguas, quien sabe para ver a su moza en la otra banda, o quien sabe por un viejo desafío amoroso que tenia contigo, no soy de aquí, soy de la otra banda, río caudaloso déjame pasar, hasta donde mi moza hey de llegar; son algunos de los versos del Ñato,……viejo Guadalquivir, tu embrujo irresistible cautiva a tus poetas, hasta la muerte.
Memorias
Avenida del Guadalquivir y congregación de gente, la llegada del río nunca dejará de ser un espectáculo que suple necesidades del alma, banda a banda el río chocolate, llovió por 7 días, vamos al puente San Martín, el Guadalquivir se hace una auto limpieza, cansado de las promesas de políticos de paso, que quieren sanear sus aguas y solamente lo hacen ante las cámaras de televisión y ante las grabadoras de periodistas de radio y medios escritos, la basura y la suciedad siguen ahí, alguien tiene que hacer algo y que mejor que el propio río.
A la orilla del río se encuentra sentado don Rosendo, mas allá esta María, el Cnel. Imbelloni pasea por el gavión de la margen izquierda mirando las furíosas aguas turbias del río Guadalquivir, me asemeja la impaciencia del leopardo intentando saltar al agua “cuando éramos jóvenes era un desafío pasar al frente a nado, lo hacíamos, prendidos de una ‘taraca’, guiábamos el paso hasta el frente, no estaba el puente San Martin, salíamos del colegio y cuando se escuchaba el río en todo su esplendor, llegábamos en calzoncillos hasta la orilla y las apuestas corrían entre manos, para ver quien pasaba hasta el frente, las apuestas eran revistas y uno que otro dulce que sobro del recreo, para mostrar quien era más ‘capo’ cruzando el agua…… aahhh….. Cuántos perdieron los calzoncillos por la turbulencia del agua, pero nunca tuvimos accidentes, la vergüenza era salir en la otra banda pelados, porque había varias chapaquitas que aplaudían nuestra hazaña, hoy el río me trae esos recuerdos que estaban dormidos porque nunca habíamos visto una llegada así, todo era más limpio y sencillo, no pienso que alguien se anime ahora a pasar el río como está, creo que es mas turbulento que ese entonces, claro la explotación de áridos está matando nuestro río”.
Don Rosendo estaba sentado muy quieto a la orilla cuando llegamos al río, parece embrujado por el torrente, solamente lo mira muy quieto bajo oscuras gafas de sol, aparenta tener entre 70 a 75 años y tiene un bastón sobre las piernas, de tan quieto parecería no mirar, de rato a rato le sale un suspiro desde lo más profundo de su ser, “el río significa mucho para mí, solamente le pido que me deje mirarlo, sentirlo, olerlo y probarlo un poquito, no puedo moverme muy bien, pero es muy bueno tomar un poco de esta agua, ya lo hice ahora por favor hágase a un lado que quiero mirar el río”.
Respeto su meditación taciturna y abstracta haciéndome a un lado para no perjudicar la visión de tremendo espectáculo, que le recuerda el río?… amores que no se olvidan?… una desgracia mayor por las embravecidas aguas?…. o simplemente es nostalgia por no tener el río que teníamos antes?…. no se puede leer nada en sus ojos, porque están debajo de negras gafas.
María recuerda que después de salir del colegio corrían a las orillas del río para observar a los muchachos pasar a nado el torrente turbio, “en ese tiempo habíamos también muchachas valientes, subíamos más arriba para que no nos vean los chicos y con el uniforme de educación física nos lanzábamos al río para cruzar al frente al igual que los muchachos, yo lo hice varias veces, mire ahora que hermosura, el río esta banda a banda como solía legar en ese entonces, pero tiene demasiadas olas, es por las piedras y la base que esta gastada, deberían cuidar nuestro río”.
Quien no se pone a suspirar con el río?….. los versos más notables nacieron cuando este río estaba bravo, los más hermosos cuando el río estaba quieto y reflejaba la luna como un gran queso, sus aguas recibieron los pies descalzos de las lecheras que cruzaban desde la banda con las polleritas levantadas hasta medio muslo, padres querendones llevaban muy temprano a sus hijos a un cristalino río para sumergirlos en él, e iniciar sus primeras lecciones de natación, enseñando lo hermoso del entorno y conservación del medio que lo rodea, hoy no se ven canoas de paseo como sucedía antes……, todo aquello se ha perdido.
“Mira que cabeza loca, poner tus ojos en mí, yo que siempre ando de paso, no podre hacerte feliz, olvídame te lo ruego, soy como el Paraná, que sin detener su curso besa la tierra y se va”.
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