El precio de la fama

El ser humano desde siempre ha buscado la fama, sea como un reconocimiento a algún atributo con el que se cuente, por distinguirse de los demás o simplemente por vanidad.
Como sea, con el advenimiento de los medios de comunicación, esta necesidad humana, se ha disparado por los aires.
Más aún; en la actualidad, con las redes sociales digitales que cuentan exactamente el número de admiradores, seguidores o curiosos, con el que cuentan las personas en cada una de estas redes, la fama se puede cuantificar exactamente, lo que da paso a una desenfrenada competencia por tener el mayor número de seguidores, lo que implica mayor fama.
Todas las redes sociales en internet cumplen la función de comunicación interpersonal en general. Sin embargo existe una ligera diferencia entre ellas que se adaptan a diferentes características u objetivos. Mientras por ejemplo Facebook aglutina generalmente a personas “normales” jóvenes, familias, etc, Twitter, se adapta más para periodistas que pueden publicar noticias cortas, Linkedin reúne a profesionales e Instagram se caracteriza por seducir a los personajes famosos, especialmente de sexo femenino, donde se pueden ver fotos de muy buena calidad, por lo que es común comprar seguidores en Instagram.
No obstante, esta práctica no es muy bien vista por los principales actores de estas redes, como lo pueden atestiguar famosas como Ana Brenda que fueron acusadas de comprar followers, lo que ocasionó en escadalete en su entorno.
Como sea, la decisión es de cada uno y mientras no exista una prohibición expresa, la gente seguramente continuará comprando seguidores en las redes sociales para aumentar su fama.

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