El 6 de Junio se recuerda el día del maestro y los homenajes seguramente van a menudear en los establecimientos escolares. Ocurre todos los años en la misma fecha 6 de Junio, lo mismo que el 19 de marzo con los padres y carpinteros (aunque con menos entusiasmo), el 10 de mayo con los periodistas, el 27 de mayo con las madres, el 12 de abril con los niños, el 21 de septiembre con los médicos, hasta los perros, los arboles, ahora las piedras, los ríos, tienen su día. Vieja costumbre de instituir días de recuerdo para las personas, animales, vegetales y minerales.
Pero hoy debemos referirnos al maestro o maestra, me viene a la memoria el recuerdo de un lejano poema aprendido cuando era niño, que habla de una maestrita rural, nueva recién salida de la normal, allá en mi lejana tierra, cuando mi aldea era región rural y dice: “Las niñas morenas enfloran la escuela/ Y cantan y vuelan lo mismo que abejas/ Del campo ya llega la linda maestra/ ¡Qué joven!, ¡que fresca!, ¡que dulce!, ¡qué buena!/ Despiden sus trenzas perfume de huertas/ Sus ojos reflejan ternuras inmensas/ Y su alma de estrella alumbra mi tierra/ Los niños y niñas morenas la abrazan y besan/ Y zumba la escuela como una colmena.
Qué cosa más bonita recordar a los maestros con este encanto, pero cuán difícil se hace digerir el día del maestro cuando se lo ve desde otro ángulo. Con ojos de maestro que debe enfrentar diariamente su jornada, considerando que debe atender a sus alumnos, su familia, planificar el movimiento de la casa y convertirse en el comandante de un pequeño escuadrón, para que nada falle en la táctica de movimiento familiar.
Desde luego que la referencia llega a una maestra (sin desmerecer a los maestros que a diferencia de ellas, solo usan un hemisferio cerebral, como suele suceder con todos los hombres. Lo dicen los científicos), sí, quiero referirme a una maestra que fue madre, costurera, enfermera, peinadora, veterinaria, albañil, mecánico y otros oficios mas.
Mi madre maestra, aquella que cuido de sus cuatro hijos y atendió a mas de 80 de otras familias, maestra de primaria, leyenda en la escuela 7 de Noviembre.
Ahora retirada y con 85 años en sus espaldas, solamente disfruta de la atención de sus 4 vástagos, entre los que me contabilizo, tal vez desde muy lejos, porque ella decidió volver a su natal Tupiza, después de haber transitado por otras ciudades acompañando a os hijos que se encuentran en el interior.
Maestra en el arte de la costura, aun recuerdo los pantalones cortes de kaki y las camisas tipo Buck Rogers fabricadas con habilidad en menos de dos horas, recogiendo retazos de tela de otras costuras para no desperdiciar absolutamente nada. Como olvidar el primer pantalón largo cosido por sus manos, más aun aquella paliza imperecedera después de olvidar el tiempo de retorno a la casa por quedar pescando misquinchos y doraditos.
No puedo olvidar los aprestos para la promoción y la costura del primer traje con corbata que lo hizo ella, todos los cortes de peluquería de la familia pasaban por sus manos y nuestras papilas gustativas se regalaban con las comidas preparadas por tan hábiles manos, haciendo aparecer el pan como por arte de magia, cuando los billetes no alcanzaban, o la carne o el recado cuando este erra escaso debido a lo estrecho de los sueldos. La recuerdo subida en los andamios cuando construían la casa de la familia, dirigiendo a los albañiles o simplemente cargando el balde con barro.
Maestra en este día debo darte las gracias y mi permanente reconocimiento por las enseñanzas silenciosas marcadas con ejemplos que nunca se olvidan y que pasan como una película por la mente.
Gregoria Alcázar Calvetty, su vientre cobijo a 4 hijos que se convirtieron en un aporte a la sociedad y el país con ejemplo forjado de una maestra que al mismo tiempo que hacia sus preparaciones para la clase del día siguiente, con la otra mano y creo que con el oro ojo, controlaba el acabado excelente de4 las tareas de los hijos que estábamos en colegio y escuela por la época.
Un grito bastaba para paralizar de cualquier movimiento a quienes se atrevían a alterar el orden en la mesa y lo mismo pasaba en su clase con sus alumnos a quienes consideraba como hijos que deberían ser educados no solamente con el libro en la mano sino también en valores morales y éticos que deben ser espejos para la comunidad.
Maestra que tenía que lidiar en un pueblo sin energía eléctrica y con mecheros de kerosene, y cuando faltaba este combustible, fabricaba las velas de cebo con retazos de sabanas viejas como mecha de las mismas.
Hoy la tecnología nos ha traído luz a través de leds, computadoras personales para trabajar las preparaciones de la clase del día siguiente, si se corta la luz, no hay alternativas para continuar el trabajo. Ahhh… maestra de antaño, mis respetos para en el día que se avecina y en todos los días que tenemos por delante porque tu ejemplo ha producido nietos y bisnietos que tienen la formación que has atesorado. Te saludo en este día y te abrazo todos los días, felicidades maestra.
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