Esteban Farfán Romero
“Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír.” George Orwell
Algunas personas me dijeron que escribo bien y que les agrada leer mis artículos. Sinceramente no considero que escriba bien (todavía), aunque es cierto que me gusta mucho escribir, me causa mucho gozo la lectura. Paso mucho tiempo leyendo material que me edifica/cimenta/alimenta. Disfruto lo que hago, paso mucho tiempo en mi oficina escuchando, leyendo, reflexionando, comparando, investigando y escribiendo. Ahora que llegó mi hijo Sebastián, tengo ciertas limitaciones porque gran parte del día se queda bajo mi cuidado y debo estar pendiente de él. Disfruto mucho hacer ambas cosas ahora. Sin embargo, lo que escribo a muchos poderosos/políticos les provoca arrebatos, incomoda e inquieta por lo que buscan la forma de desalentarme/acosarme/molestarme usando varios mecanismos poco nobles. Algunos me escriben (por correo o msm) de manera anónima insultándome y amenazándome, otros hacen comparaciones ridículas. No tiene valor de confrontar con ideas, con argumentos. De todas maneras, me doy tiempo para responderles de forma educada. Siempre intento traerlos al escenario que me gusta y domino, el debate, el análisis, la reflexión. El ejercicio crítico/la crítica es el juicio o discernimiento que busca analizar/separar algo que para los mayoría es común o pasa inadvertido: es decir, juzgar con discernimiento, con la capacidad de distinguir algo de otra cosa, señalando la diferencia que hay entre ellas y para ello se requiere ciertos elementos informativos racionales que ayudar a pergeñar un elemento de juicio en base a la experiencia. La crítica es muy importante en la vida porque nos salva del aburrimiento y el empalago, pero también de las estupideces que pueden dañarnos como personas y sociedad. El día que ninguna persona tenga una queja, por más pequeña o insignificante que sea, la vida como vida se habrá terminado. Mientras tengamos vida, habrá insatisfacciones, y mientras existan insatisfacciones habrá disconformes, y mientras existan disconformes, habrá críticos. Y esto no es negativo, más bien contribuye a que existan cambios para mejorar, para cambiar. No me considero crítico, porque me queda muy grande ese apelativo, lo único que hago es expresar lo que pienso y siento de lo que pasa en mi entorno. Desde chico he sido hincha pelotas (como decimos aquí en el Chaco), siempre observador, provocador, curioso, criticón, disconforme, preguntón, buscando romper el orden establecido cuando me parecía incorrecto o fuera de lugar. Fui de esos alumnos incómodos, porque siempre tenía preguntas perturbadoras. Siempre le buscaba el pelo a la leche. No estaba conforme con los argumentos convencionales. Estudie comunicación, pero también cuatro años de ciencias políticas y, aunque ustedes no me crean, también estudie teología cuatro años. Muchas veces puse incómodos a mis cates. Fui muy riguroso conmigo mismo cuando se trataba de los asuntos espirituales. En teología hay misterios que son verdaderos misterios, insondables, que ni el mismo Pablo pudo conocer y se quedaron en misterios, pero recuerdo que trataba de buscarle explicación al asunto colgado en la duda. Por ejemplo, el misterio de la piedad, que por supuesto incluía la vieja discusión entre calvinistas y armenianos sobre la salvación. ¿Se pierde o no? Escuché a varios intentar unir la palabra critico/criticón con un amargado, envidioso, quejoso. Un crítico es un disconforme, un disonante. Cuando surgen voces contradictorias, existe la posibilidad/oportunidad de mejorar las condiciones. No existe la felicidad absoluta y total, es ilusoria e irreal, por lo que los inconforme siempre existirán. El progreso en el mundo se ha producido gracias a los disconformes de las verdades absolutas. Si se hubiera impuesto la uniformidad de opiniones se habría producido un estancamiento en el progreso y el desarrollo del hombre. Pero ese tipo de conducta es contra natura del ser humano. Un día participé de una conferencia de Miguel Ángel Cornejo en La Paz, me impactó mucho lo que dijo e intente aplicar a mi vida. Dijo que los excelentes son inconformes empedernidos. La uniformidad de opiniones produce estancamientos. Hombres que germinaron verdades, hipótesis y refutaciones cambiaron la historia. Por eso se valora mucho a esos hombres que se animaron a pensar y a cuestionar en un momento determinado, incluso poniendo en serio riesgo sus vidas. Pienso en este momento en Lutero. Estos hombres que se animaron a cuestionar, a buscar respuestas, fueron en su tiempo hombres peligrosos, porque concentraban poder, porque inspiraban, porque despertaban insurrecciones, porque afectaban a intereses, privilegios. La presencia activa de este tipo de personas es importante porque se evidencian vicios, defectos, fallas, taras. La crítica es una opinión que exhibe falencias. Las críticas en sí mismas no son constructivas, ni destructivas porque responden a subjetividades, a opiniones, a intenciones. Si quién es sujeto de las críticas, sabe administrar correctamente las mismas, estará muy agradecido con los criticones. El crítico siempre tiene una versión antípoda a la oficial. La crítica siempre es una reacción a una acción u omisión, sin embargo el crítico solo posee sus ideas, en cambio el receptor, la posibilidad de enmendar el error. La crítica es saludable, es democrática, es necesaria. Los grandes tienen tolerancia a la crítica, los necios e idiotas, se molestan, se incomodan. Al hablar de alguien crítico, o persona crítica, hacemos referencia a un individuo que comenta, juzga, argumenta, y valora y da su opinión personal acerca de cierto tema, actitud, apariencia ó acontecimiento. Se dice que es crítica la persona cuando juzga porque quiere el bien de aquello que juzga, cuando le interesa que mejore, cuando compara no para humillar sino para motivar/ocasionar. Es crítica la que sabe observar diferentes perspectivas de una situación o suceso, que sabe las implicaciones y las consecuencias de aquello que habla o que sugiere se haga. Una persona crítica ve más allá de las evidencias, de las circunstancias, de su experiencia, antes de emitir un juicio. Asimismo, para lograr ser llamado crítico, se debe llevar consigo actitudes como la discreción, la prudencia, la cautela, la modestia, la experiencia, la intuición, entre otras. Me dijeron que para ser un político exitoso, hay que tener una escala de valores muy flexible/elástica. ¿Será por eso que no tuve éxito cuando intenté hacer política según las reglas criollas? Mi defecto, es ser muy franco/frontal y siempre ir de frente y abiertamente sin reservas. Digo lo que pienso sin maquillajes para quedar bien. No negocio mis principios, valores y credos. Siempre expreso abiertamente sin filtro lo que pienso y creo. Defiendo con todas mis energías aquellos conceptos de los que estoy convencido. Cuando advertí del error necio que se estaba cometiendo con la inflamada autonomía regional, lo hacía muy convencido basado en datos objetivos. Más temprano que tarde, la realidad me dio toda la razón. La excesiva presencia de mucha idiotez/idiotas le hace daño al Chaco. Le sigue haciendo daño. Tenemos como honorables a los políticos corruptos, demagogos, aventureros e incompetentes. La sociedad nuestra no solo los admira y venera, sino que los respeta y les cree (todavía). No se puede entender cómo una sociedad como la nuestra actúa con tanta indulgencia y permisividad ante las acciones repugnantes que pasan. Nos roban nuestros recursos a plena luz del día, sin capucha y sin ponerse colorados. Improvisados se dedican a la política con el único fin de amasar fortunas mal habidas a través de las coimas de los proyectos que pronto se vienen abajo por la mala calidad. El chaqueño es muy tolerante, flexible, hasta medio pelotudo. La escuálida clase media es acomodaticia, sin convicción ideológica, conformista y acrítica. Mira con los dientes apretados de bronca que el político corrupto se hace rico de la noche a la mañana, pero no se anima a decir nada, menos a hacer algo. Se queda conforme sentado, mirando cómo el corrupto le roba su
dinero. El político corrupto no solo roba el dinero público con las uñas de las manos y de los pies sin perder un segundo, sino que ostenta y exterioriza bienes mal habidos. Es muy común escuchar, “roba, pero hace”. En Yacuiba, según información no oficial, hay una plaza que tuvo un costo superior a los 12 millones de Bs., pero que en realidad su precio fue la mitad. Todos saben y se dan cuenta del enorme sobreprecio, pero nadie expresa su indignación públicamente o presiona una investigación. Roba, pero hace es el consuelo. El otro día, un constructor se quejó, porque las autoridades políticas ahora le cobran el 20% como coima y por adelantado de total del monto de proyecto a adjudicar/ejecutar. Me decía que 10% destinan a imprevistos con esto de la movilidad de los precios, 20% son las ganancias, por lo que invierten en la obra solo el 50% del monto asignado/desembolsado. Ahí la aplicación por qué las obras que mandan hacer las instituciones públicas, son de mala calidad. Un concejal de oposición de Yacuiba ha mostrado videos y fotografías de colegios faraónicos construidos con recursos del 45%, en el que en menos de un año, el piso y las paredes ya están rajados y el techo cayéndose a pedazos. Este tipo de denuncias son comunes y habituales. Hay un Concejo Municipal con capacidad legislativa, fiscalizadora y gestora, pero no hace ningún tipo de control de los recursos invertidos en el municipio. El anterior Concejo Municipal fue un desastre, pero éste es peor. Exactamente lo mismo sucede con la Asamblea Departamental y la Asamblea Regional. Las instituciones de control social, cooptadas. Los corruptos están sin vigilancia. Todo esto es una descripción de la realidad actual del Chaco. Cómo no es posible indignarse al ver a muchos políticos ostentar riquezas obtenidas de las coimas, mientras seguimos en la pobreza y miseria. Tantos recursos ha ingresado al Chaco por concepto de las regalías, y los problemas grandes no se han tocado. Seguimos en la misma situación de hace 10 años atrás. Nada ha cambiado. Tengo una visión crítica a lo que acontece en el Chaco, en el Departamento y el País. No tengo ataduras, sino un pensamiento libre, por lo que no acepto censuras, ni auto censuras, así me cueste persecución y acoso. Tengo la libertad de decir/escribir lo que pienso y creo, aunque enoje/encrispe a muchos políticos que decidieron usar su tiempo para esquilmar al Chaco. Como dijo Saramago, soy un pesimista. Un pesimista informado, un disconforme indómito. “Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay”.
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