Por: Ludmila Ordóñez Sánchez
Los problemas escolares son todas aquellas dificultades que sufren algunos estudiantes y que aparecen o se evidencian en la escuela.
Las situaciones problemáticas que aparecen en la escuela son: dificultades y trastornos en el aprendizaje; problemas de conducta, fracaso escolar, entre otros.
Cuando una dificultad aparece influye en la familia, el niño, la escuela, el centro recreativo, la sociedad, la cultura y otros hechos significativos.
A todo esto hay que sumarle el escaso presupuesto estatal asignado, la pobreza de recursos pedagógicos, económicos, didácticos, y de conocimientos.
Como se aprecia en las palabras antes mencionadas la problemática de la educación es un factor que se incrementa día a día en nuestra sociedad hasta transformarse en algo alarmante; cuyas manifestaciones son muy variadas y van desde la violencia, hasta la deserción.
En este último aspecto es en el que se concentrará la atención, donde se distinguirá las causas de la deserción, entre las que podemos adelantar: el porvenir de las familias con bajos recursos económicos para que los niños completen su educación; donde en muchos casos son ellos los que deben trabajar; la repetición sucesiva en los distintos grados y los problemas de aprendizaje además de los embarazos a temprana edad, y las dificultades que tienen para acceder a los medios de transporte que los trasladan desde la escuela a sus hogares.
En este contexto, además se ponen de manifiesto los cambios en el sistema educativo, donde existe una Ley que fue rechazada por lo tanto mal aplicada y una Ley hace más de 1 año aprobada, pero que aun no arranca en las aulas generando expectativas y confusión, consecuentemente todos los aspectos mencionados contribuyen a la deserción escolar.
También puede observarse que la educación no responde a los tiempos actuales. Las realidades nacional, regional y mundial han cambiado y, con ellas, también las necesidades de la educación.
Por eso existe la necesidad de un proceso de transformación curricular: por un lado, adecuar los factores pedagógicos (contenidos, propuestas, metodologías, definiciones de roles, etc.) en sus dimensiones cuantitativas y cualitativas a las demandas de la sociedad actual y a los desafíos que presenta el siglo XXI; y por otro lado se trata de que en todas las escuelas del país se ofrezca una educación con características comunes y de igual calidad.
La falta de acceso a los medios de transporte por bajos ingresos económicos familiares, los kilómetros que deben caminar chicos de las escuelas rurales o que viven en zonas alejadas a los edificios institucionales son un ejemplo de la situación que engloba a muchos jóvenes y niños; este es un factor que hace cada vez más difícil la vida del estudiante de esos pagos en donde el promedio general de sus caminatas ocupan gran parte de su tiempo, existiendo aun niños que caminan horas cada día descalzos para llegar a sus escuelas.
Por el momento existe el beneficio a los niños de primaria con el bono «Juancito Pinto” de 200 Bs. que tiene el objetivo de evitar la deserción, pero por la variedad y magnitud de los problemas, resulta insuficiente para erradicar este flagelo escolar. A todo esto hay que sumarle que muchas veces el trabajo en el campo los tironea a faltar, porque una gran mayoría de chicos tienen que ayudar a los padres en las tareas agrícolas en forma permanente, siendo los problemas económicos : una de las principales causas de la deserción escolar.
La falta de trabajo de los padres impide la continuidad educativa de los más chicos y empuja a muchos adolescentes a abandonar las aulas para intentar —muchas veces sin éxito incorporarse al mercado laboral. Los que permanecen en las aulas tienen problemas de aprendizaje derivados de su mala alimentación. Deserción y repitencia son así los fantasmas que persiguen la escolaridad de los sectores más humildes.
Pero el problema de la desnutrición infantil es multicausal, no sólo relacionado con la cantidad de comida y el nivel económico de la familia. Una dieta rica nutricionalmete, muchas veces se relaciona con una buena educación de los padres, donde también hay que tener en cuenta que la mala alimentación recibida durante los primeros cinco años produce daños neurológicos irreversibles.
Los embarazos a temprana edad y falta de contención, familiar aumentan la deserción, por la situación económica de muchos hogares, sumado a la falta de comprensión de los padres hacia sus hijos y la inquietud de los adolescentes en llevar una vida acelerada.
Las desigualdades en la aplicación de la currícula oficial del sistema educativo en distintos sectores del ámbito nacional por los diversos factores que son de conocimiento público, haciendo que estas diferencias se contradigan con aquel lema de «una escuela igual para todos».
Asimismo se evidencia que la escuela al no estar preparada para reconocer e incorporar a sus prácticas el capital cultural y lingüístico que los chicos traen del ambiente familiar no han podido elaborar estrategias pedagógicas adecuadas a la realidad de estos chicos. Se produce entonces una fractura muy grave entre la forma de aprender y de comunicarse que los chicos practican en el hogar y los estilos de aprender y de comunicarse que deben practicar en la escuela. Porque los chicos aprenden de manera experiencial y la escuela oficial enseña de manera abstracta. Aquí surgen diversidades culturales y sociales. Muchos de los niños que abandonan la escuela por falta de recursos económicos, están obligados a incorporarse tempranamente al trabajo para dar apoyo a su familia, en general sufren cambios frecuentes de vivienda y otros que los somete en algunas oportunidades a situaciones de discriminación hacia su representación física, sus costumbres, sus hábitos y sus formas de hablar, respecto de los señalados por los libros de texto, maestros y estudiantes provenientes de otros sectores sociales, lo cual provoca un paulatino deterioro de su autoestima.
Las consecuencias de la deserción escolar son la marginación y de la exclusión social, lo cual afecta a la sociedad en su conjunto. Por lo que se requiere dejar los discursos a un lado y encarar programas adecuados sustentados con una inversión, ya que nuestro departamento es privilegiado con recursos naturales, consecuentemente para aplicar la nueva currícula que corresponda tomando en cuenta el contexto y los avances de la ciencia. Así se estaría disminuyendo radicalmente la penosa deserción escolar.
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