Artistas, impuestazo y empresarios

Por: Liliana Carrillo V.
Poner en una misma bolsa a artistas y empresarios equivale a presumir (y me disculpo por la comparación robada a Galeano) que las pulgas tienen el mismo tamaño que el elefante. Evidencia de desconocimiento de la que hace gala la resolución 10-0012-11 del Servicio de Impuestos Nacionales (SIN), que obliga a todo espectáculo público a entregar una boleta de pago con un monto equivalente al 35% del valor total de las entradas habilitadas para el evento.
Un espectáculo público no es necesariamente un espectáculo masivo. Pero ahora un grupo de teatro que se presenta en un café tiene la misma obligación de presentar garantías que una empresa millonaria que organiza conciertos internacionales. Con esa lógica, un Festival Patrimonial (como Chiquitos, por ejemplo) está en igualdad de condiciones que el recital de la señorita Shakira, que para muchos será un monumento, pero que no aporta a la cultura de un pueblo.
Ahora bien, la SIN tiene argumentos: asegura que en los últimos años, se evadieron millonarios montos en el rubro de espectáculos masivos.  Según la Renta, sólo GF Group  organizó, entre el 2009 y 2011, siete recitales internacionales (Shakira, Luis Miguel, Alejandro Sanz, Cafetacuba, José Feliciano, Bronco y Los Fabulosos Cadillac), obteniendo un “ingreso de 58,2 millones de bolivianos, de los cuales sólo pagó 3.292 por concepto de impuestos y adeuda 17,4 millones de bolivianos por el no pago del IVA, IT e Impuesto de Beneficiarios al Exterior”. Y basta recordar cómo hace unos meses, las entradas para el recital de Fito Paez en el Teatro Municipal misteriosamente desaparecieron en dos horas de boleterías porque sólo se puso el 40% de ellas a la venta.
Pero, claro, esos fueron espectáculos internacionales con altas inversiones. Otro es el caso de los artistas  bolivianos que apuestan su vida –y no es apuesta fácil- a la música, al teatro, a la danza. Desde mayo, cuando entró en vigencia la resolución se han suspendido decenas de espectáculos locales.
Los que viven de su creación protestan ahora ante la medida de la Renta (debieron ya organizarse en mayo) y no les faltan razones. ¿Se imaginan armar un espectáculo teatral o un concierto local durante meses, con gastos diversos y encima tener dinero para emitir una boleta de garantía? ¿Dónde ha quedado la Ley Nº 2206 de 30 de mayo de 2001, que establece que “las manifestaciones del arte son factores de la cultura nacional y gozan de la especial protección del Estado, con el fin de conservar su autenticidad e incrementar su producción y difusión, se eximen del pago de Impuestos al Valor Agregado (IVA), Transacciones, (IT) a las actividades de producción, presentación y difusión de eventos, teatro, danza, música nacional, pintura, escultura y cine, que sean producidos por artistas bolivianos”?
Estos han sido días de movilizaciones artísticas en La Paz y Santa Cruz. De canto y guitarreada, de pasión, aunque –hay que ser claros, de poca organización y falta de unidad de los creadores- que han derivado en  la formación de comisiones para discutir el tema, aunque la SIN ha adelantado que “no cambiará ni una coma” a la resolución. Otra muestra del desconocimiento de la diferencia, casi genética, que existe entre empresarios y artistas.
¿Qué pasa cuando un Estado no asume la responsabilidad que le toca para promover e incentivar su cultura?  La cultura de su pasado, expresada en centros arqueológicos valorados mundialmente (que sin embargo se deterioran a vista y paciencia de todos). La cultura de su folklore y popular (que es defendido escandalosamente cuando hay alguna apropiación de países vecinos). ¿Qué pasa cuando no se conoce –y menos reconoce-la cultura viva de los  creadores, de los artistas?… Pasa que se ponen trabas, que se crean impuestos, pasa que (cof, cof, cof)… eso pasa.


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