La secadora de ropa: un invento de la modernidad

Históricamente, la humanidad ha estado a expensas de los elementos del planeta Tierra que moldearon su supervivencia y su desarrollo.

Las primeras civilizaciones se empezaron a desarrollar en climas cálidos y benevolentes que no exigían demasiado esfuerzo de los primitivos humanos para procurarse un medio ambiento donde pudieran vivir en buenas condiciones medioambientales.

De esta manera, pudieron evolucionar para formar las primeras culturas que al margen de la subsistencia, pudieran dedicarse a cosas como la filosofía, la religión o simplemente la invención de herramientas y utensilios que ayudaran a facilitar las labores cotidianas.

Una de estas labores era el aseo cotidiano, tanto de sus cuerpos, como del ropaje que usaban.

La ropa la lavaban a orillas de ríos o del mar y la secaban sobre arbustos o rocas que reflejaran el calor del sol.

No era la misma situación en latitudes donde los inviernos eran mucho más prolongados y frios como en el norte de Europa, donde se las tuvieron que ingeniar para secar la ropa dentro de las chozas o cabañas donde se protegían del frio a base de tener una hoguera constante que también calentaba la ropa que lavaban.

Ya en la actualidad, se tuvo que inventar una máquina que tenga la función se secar la ropa y que hoy por hoy se ha extendido a todo el mundo, puesto que la urbanización de las ciudades ha hecho que gran cantidad de gente viva en edificios donde no se tiene un espacio para secar la ropa.

De esta manera, la secadora de ropa se ha convertido, junto a la lavadora de ropa en un estándar en el equipamiento de los departamentos de las grandes urbes del mundo.

Demás está decir que este magnífico invento, permite secar la ropa en un corto lapso de tiempo, a diferencia de haberlo con los rayos de sol ( si es que los hubiera) lo que hubiera tomado varias horas, si es que una lluvia no hubiera interrumpido ese proceso.

Este ingenioso invento de la modernidad, es sin duda alguna, algo que no debe faltar en un hogar de la soiedad moderna, aunque no se viva en climas invernales o en grandes edificios de las ciudades del mundo.

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