En Bolivia hay 20 mil venezolanos indocumentados

Sandro Camilleri señala que el enfoque con la inmigración no debe ser prevenirla, sino saber cómo tratarla.

Según estimaciones de Migración Bolivia hay cerca de 20 mil indocumentados venezolanos en suelo nacional

Si bien es cierto que la pandemia mundial de COVID-19 hizo que el mundo entrara en una crisis peliaguda, desde mucho antes del brote había naciones que ya se encontraban pasando momentos bastante difíciles. Venezuela, el país con la mayor reserva de petróleo del mundo, es hoy la nación más pobre de Sudamérica a causa de una crisis generalizada; algo que provocó uno de los movimientos migratorios más grandes del mundo y que aún hoy en día sigue ocurriendo.

Los principales países receptores de esta ola de migrantes (que alcanza los 5 millones de personas según el organismo de las Naciones Unidas para los refugiados – ACNUR) fueron aquellos que compartían frontera con Venezuela o que tenían cierta cercanía al país caribeño. Colombia y Perú se alzaron como dos de los principales focos a los cuales los viajeros apuntaban y se convirtieron en las dos naciones con la mayor cantidad de ciudadanos venezolanos en sus territorios (poco más de 1.2 millones y 800 mil, respectivamente). 

Bolivia, en un principio, no recibió estos grandes flujos de inmigrantes, pues la gran mayoría que ingresaba a nuestro país, solo lo hacía de manera transitoria pues tenía destinos más al sur como Paraguay, Uruguay o Argentina. Pero, con el pasar de los años, el número de ciudadanos venezolanos en el país ha incrementado hasta llegar cerca de los 20 mil, según indican autoridades de Migración. De los cuales la gran mayoría cuenta con una situación de identificación irregular.

Sandro Camilleri, CEO y Fundador de Matica Technologies, una empresa especializada en la producción de documentos de identificación digitales con alta tecnología, señala que el problema suscitado a raíz de la inmigración venezolana en diversos países de Latinoamérica, incluido Bolivia, se debe a que, en muchos casos, se intentó prevenirla y no ha habido un real control sobre esta.

“La inmigración, ese enorme flujo de individuos que se mueven de una parte del mundo a otra, es un fenómeno ineludible: el verdadero desafío entonces no es tratar de prevenirla, sino saber cómo manejarla y regularla; y el primer paso que se necesita para ello está relacionado con la identificación de cada una de las personas”, apunta Sandro Camilleri.

En sí, atender la inmigración toca diversas aristas. Un migrante consume servicios básicos (agua y luz), necesita empleo, un techo, alimentación, salud y educación; pero para poder tener acceso a todo esto, primeramente debe estar debidamente identificado. Esto es algo sumamente complicado para las autoridades pues la gran mayoría de los ciudadanos venezolanos no posee un pasaporte y solo cuentan con una cédula de ciudadanía venezolana, un documento altamente falsificable y que ha permitido el ingreso de personas con historial delictivo.

La falsificación de documentos e otra realidad que Sandro Camilleri subraya con fuerza pues las autoridades no le han prestado la atención debida. “En los últimos años ha florecido un enorme mercado de documentos falsos. Si realmente queremos aprovechar los beneficios que la inmigración puede tener en la sociedad, protegiéndonos de los efectos potencialmente negativos, debemos absolutamente comenzar tratando la falsificación de documentos”, recalca.

No es raro escuchar, hoy por hoy, que más y más ciudadanos venezolanos se encuentran participando en actos delincuenciales, tanto en Bolivia como en los muchos otros países de la región. Esto debido al poco control ejercido sobre los inmigrantes y la poca preparación ante dicha oleada. Apoyarse en métodos de identificación especializados ayudaría, en gran manera, la gestión de las personas que ingresan al país y se podría llevar un mejor registro de sus actividades. Contribuyendo, al mismo tiempo, con data favorable para crear ambientes propicios para el desarrollo de dicha población.

“Para asegurar que la inmigración sea capaz de aportar de forma segura todos los efectos positivos que puede tener en una sociedad, bloqueando al mismo tiempo las situaciones críticas, es importante conocer la historia de las personas a través de sistemas de identificación”, concluye Sandro Camilleri.

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