El número de vendedores de ropa a medio uso en Bolivia aumentó de forma desproporcionada en Bolivia en los últimos años, el 2006 se estimaba unas 6 mil personas dedicadas a esta actividad, el 2018 se contabilizó más de 260 mil.
El crecimiento es desmesurado, sin ningún control a pesar de la vigencia de una Ley nacional que prohíbe la venta de este tipo de ropa que afecta a los micro empresarios dedicados a la confección y la fabricación de ropa nueva.
Los datos comparativos fueron proporcionados por el Vicepresidente de la Cámara de Industria y Comercio de Tarija (Caincotar) Sergio Navarro Rosseti, al admitir que este sector creció desmesuradamente en contra de la propia legislación.
Para el empresario es necesario controlar esta situación en el orden nacional y municipal, y sobre todo se cumpla la ley, por los efectos devastadores para la gente dedicada a la fabricación de ropa nueva en sus diferentes modalidades.
Los vendedores de ropa usada, por su parte, permanentemente en sus movilizaciones afirman que se dedican a esta actividad ante la falta de trabajo en Bolivia, “entonces que nos den trabajo”, es la respuesta a los cuestionamientos sobre este tipo de comercio.
Sobre la economía de Tarija en el primer mes del año, el Presidente de Caincotar, Gerardo Aparicio Romero, declaró que continúa como el año pasado, aunque actualmente el país se encuentra con un gobierno transitorio. “Están tomándose medidas acertadas con las que compartimos mucho, quisiéramos que esto siga, vemos además con mucha esperanza el futuro, hay plena libertad para expresarse y se frenó al Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) en su extorsión a las empresas”, afirmó.
“Si decían que iban a fiscalizar a una empresa, podía considerarse empresa muerta, porque no iban a fiscalizar, sino a liquidarla, ahora hay una nueva disposición que frena esa intervención, esa extorsión sobre las empresas”, sostuvo.
Se liberaron las exportaciones, ahora se puede exportar y generar mayores ingresos de divisas, hay medidas que están tomándose a favor del sector empresarial que son una fuente de empleo sólida y formal, prosiguió.
“Estamos muy contentos con eso, además muy esperanzados de que a futuro nos va ir mejor”, cerró el directivo cuyo sector sobrelleva la crisis económica de Tarija, como consecuencia de su excesiva dependencia sobre los ingresos por la exportación de gas.
Fernando Barral Zegarra
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