Cuando se empieza a hablar con la verdad, las repercusiones no se dejan esperar, amenazas ocultas, insultos y destrucción del material elaborado para informar. Todas las acciones son válidas para el que desde la oscuridad pretendan acallar una verdad que une y por si fuera poco después de todo esto, ANDALUZ sufra la discriminación de las autoridades de la gobernación, al no querer brindar información sobre hechos de corrupción palpables y documentados que denuncia nuestro medio de comunicación.
La denuncia sobre la rescisión de contrato de la variante al Chaco en el tramo Zapaterambía – Itaguazuti, al parecer ha tocado algunas fibras nerviosas que se encuentran al desnudo en altas autoridades de la gobernación, para que nuestra reportera, sufra la afrenta de decirle en la cara que “no se brindará información a periódicos sensacionalistas”, cuando lo único que hacemos desde acá, es acudir a la verdad, para denunciar sin un tapujo en la voz, sobre todo lo que se llame corrupción.
Rompiendo sus propias leyes (las elaboradas por el MAS), la Ley 045 Contra el Racismo y toda Forma de Discriminación, nuestra reportera fue discriminada por el Secretario Ejecutivo cuando quiso recabar información sobre la Variante al Chaco, cuando fue él, quien impulsó la rescisión de contrato con la Asociación “El Dorado”. Hablamos de discriminación porque se vulneró el Art. 5 (definiciones) inciso a) de la mencionada ley, de la misma forma en el Código Penal modificado por la ley 045 en su capítulo 5 enfatiza que los delitos contra la dignidad del ser humano, dispone la incorporación del Art. 281 ter. (Discriminación con penas privativas de 1 a 5 años). En el Inciso a) del parágrafo primero del mismo artículo, señala que la sanción será agravada en un tercio el mínimo, en una mitad el máximo, cuando el hecho sea cometido por una servidora o servidor público o autoridad pública.
Desde luego que políticos sinvergüenzas hubo en todos los tiempos y bajo todos los regímenes; pero encuentran mejor clima en las burguesías sin ideales. Donde todos pueden hablar, callan los ilustrados; los enriquecidos prefieren escuchar a los más viles embaidores. Cuando el ignorante se cree igualado al estudioso, el bribón al apóstol, el boquirroto al elocuente y el burdégano al digno, la escala del mérito desaparece en una oprobiosa nivelación de villanía.
Estamos en un estado de Mediocracia: los que nada saben creen decir lo que piensan, aunque cada uno sólo acierta a repetir dogmas o auspiciar voracidades. Esa chatura moral es más grave que la aclimatación de la tiranía; nadie puede volar donde todos se arrastran.
Podremos llamar urbanidad a la hipocresía?, distinción al amaneramiento, cultura a la timidez, tolerancia a la complicidad; la mentira proporciona estas denominaciones equívocas. Y los que así mienten son enemigos de sí mismos y de la Patria, deshonrando en ella a sus padres y a sus hijos, carcomiendo la dignidad común.
En esos paréntesis la obsesión de acumular tesoros materiales, o el torpe afán de usufructuarlos en la holganza, borra del espíritu colectivo todo rastro de ensueño. Los países dejan de ser patrias, cualquier ideal parece sospechoso. Los filósofos, sabios y artistas están demás; la pesadez de la atmósfera estorba a sus alas, y dejan de volar. Su presencia mortifica a los traficantes, a todos los que trabajan por lucro, a los esclavos del ahorro o de la avaricia. Las cosas del espíritu son despreciadas; no siéndole propicio el clima, sus cultores son contados; no llegan a inquietar a las mediocracias; están proscritos dentro del país, que mata a fuego lento sus ideales, sin necesitar desterrarlos. Cada hombre queda preso entre mil sombras que lo rodean y lo paralizan.
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