¿Cantinfleando o mareando a la población?

De un tiempo a esta parte, los discursos que escuchamos de algunas autoridades departamentales, no vamos a decir quién, pero estamos seguros que será lo suficientemente claro, desde que subieron al cargo lo único que hicieron, en cada mensaje, fue marear a la población, por tal motivo es que hacemos una analogía con lo que, célebremente, Mario Moreno “Cantinflas” puso de moda desde que llegó a las pantallas tanto de cine como de televisión, la cantinflada.

Definamos primero el término cantinflada: significa hablar mucho, pero no decir nada. Hablar con rodeos. Esta práctica se popularizo con las películas de Mario Moreno Cantinflas en las que de manera graciosa hablaba mucho y no decía nada coherente.

Fue tan célebre su estilo de expresarse que la Real Academia Española acusó el verbo cantinflear, la palabra cantinflada y los adjetivos cantinflesco y cantinflérico.

Términos que hicieron célebre a este artista mejicano que arrancó lágrimas a las personas que crecieron junto a sus películas al momento de dejar este mundo. Murió a causa de un cáncer de pulmón el 20 de abril de 1993. Miles de personas se reunieron en un día lluvioso para su funeral, un evento nacional que duró tres días. Sus cenizas yacen en la cripta familiar de la familia Moreno Reyes, en el Panteón Español de la Ciudad de México. Fue homenajeado por muchos jefes de Estado y por el Congreso de los Estados Unidos, que mantuvo un minuto de silencio por él.

Mientras, tanto, en nuestra realidad, algunos políticos de “medio pelo” lo que hacen es decir mucho sin decir nada, traen al pueblo de un lado para el otro y simplemente los marean con soluciones que más parecen aspirinas para curar el cáncer, haciendo así, una burda imitación de lo que otrora arrancara la sonrisa de los que disfrutaron del arte de MARIO FORTINO ALFONSO MORENO REYES.

Es que hoy en día, los discursos a los que nos tienen acostumbrados los políticos son simplemente eso, palabras sueltas sin un sentido coherente que la población pueda comprender y, mucho menos, sacar algo de provecho.

Pero quizá deberíamos atribuir este burdo espectáculo cantinflesco al que nos tienen sometidos a la poca preparación académica o la falta de interés por superarse uno mismo, en fin, lo cierto es que –quizá- se el pueblo el que deba decidir si se da o no continuidad a este circo cantinflesco o se decide esperar a alejamientos salvadores que permitan un cambio en nuestra realidad.

En otras palabras, debiera ser el “soberano” –otro término sobrevalorado y mal utilizado- el que decida si tal o cual autoridad se queda o se va y no esperar a que alguien, desde lejos, tome la decisión de solucionar los problemas, más por el contrario, debiera ser la población la que tome las riendas de su destino y, de una vez, dejen de mal utilizar la cantinflada y dejen de marearnos.



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