Las tradiciones, para esta época del año, son variadas, pero la que sí tiene una significación especial en las familias es la de El Día de los Muertos o de las Almas, sobre todo dentro de lo que es la fe católica, la visita a los cementerios sirve para recordar a los seres queridos que ya dejaron este mundo y dejaron su huella en los corazones de sus seres queridos.
La visita a la última morada de aquellos que se fueron, se supone, es de regocijo y reflexión, además de un tiempo especial con la familia, además de un momento en el que se entablan conversaciones largas y amenas sobre la vida de aquel que ya se fue y de los momentos que se pasaron junto a él o ella, como también permite la comunión de las personas consigo mismas.
Esa es la parte bella, si podríamos decirlo de esa manera, pero qué sucede con la otra parte, la que ocupa los titulares de los informativos y de los diarios, esa que tiene que ver con la inseguridad creciente y con la que, de alguna manera, también precipita la llegada de nuevos ocupantes en los cementerios.
Esta semana tres hechos fatales cobraron la vida de unas diez personas, incluidas menores de edad; hechos que con seguridad podían haberse evitado, nos referimos principalmente a los accidentes de tránsito, estos hechos son producto de la imprudencia de los conductores, se debe reconocer, pero también debido a lo precario de nuestras carreteras.
Uno de los hechos fue precisamente el que ocurrió en cercanías de la Cuesta de Sama, mejor conocida como la “Cuesta de la Muerte”. El principal factor que puede ser identificado en este hecho es el exceso de velocidad, una carretera arcaica y, por supuesto, lo avejentado que era el bus que, para rematar, pertenecía a otra empresa que también provocó luto en nuestra capital.
Mientras que los otros dos hechos fatales que hoy nos ocupan, también tienen que ver con la imprudencia, el exceso de velocidad, la impericia, en fin, todos aquellos errores que se pueden achacar al ser humano, pero también es necesario llamar la atención a las autoridades que poco o nada hacen para implementar políticas que sean realmente efectivas para la prevención de esta clase de hechos luctuosos.
Por último, cabe mencionar que, de seguir así, pues los Días de los Muertos deberán ser más largos, y los cementerios deberán ser ampliados y refaccionados porque al paso que vamos los familiares y seres queridos se nos irán más rápido que lo que se ejecutan obras y políticas que mejoren nuestra calidad de vida y nuestras carreteras.